5 DIC. 2023

/imagine prompt: Artistas en la era de la IA

 
 

No saber por dónde empezar a hablar sobre un tema tan complejo ha resultado más sencillo cuando he decidido abrir uno de mis libros favoritos: “Art is the highest form of hope”, un volumen que recoge citas de artistas que cuentan cómo sus lecciones de vida, revelaciones privadas y opiniones sinceras, a menudo irreverentes, pueden guiarnos a todos. Ojeándolo creo haber encontrado la frase más indicada para poder empezar a desarrollar casi todas las ideas que quiero expresar a lo largo de este texto:

A good collaboration produces universal thinking” | Robert Rauschenberg

Quien más, quien menos, puede estar de acuerdo con la cita de este artista cuyo trabajo alcanzó notoriedad durante la transición del Expresionismo Abstracto al Pop Art en EE.UU. También creo sin duda que como en cada proceso de transición a lo largo de la Historia del Arte ha habido detractores de la innovación, del cambio, probablemente de la evolución inevitable a la que el mundo (no sólo del arte) se enfrenta cada vez a paso más acelerado.

En este proceso de transición y consecuente evolución cada individuo puede adoptar o no un rol, pero el que me interesa particularmente es el del artista, sobretodo en este momento, en el que esa “colaboración” de la que habla Rauschenberg viene dada por una tecnología de amplias posibilidades como la Inteligencia Artificial.

Me surgen tantas preguntas no sólo como fotógrafa artística, sino como consumidora de arte, que he decidido crear este ensayo a través de la visión de cuatro artistas de diferentes disciplinas que actualmente están aplicando esta tecnología como herramienta para la creación artística de sus obras, entre ellos, yo misma, ya que he podido experimentar en primera persona un miedo y rechazo inicial a la IA hasta que empezando a usarla he entendido que el futuro que nos espera dependerá del uso humanístico y de pensamiento crítico que hagamos de ella.

La falta de conocimiento sobre el uso de estas herramientas, los vacíos legales, el copyright…existen tantos motivos para hablar de esto, pero insisto, me voy a quedar con el único que me ha impulsado a explorar este tema, y es el de la experimentación y conceptualización de las obras de estos artistas cuyas opiniones se matizan y evolucionan a medida que exploran las diferentes posibilidades que puede aportar la IA a sus creaciones artísticas, y ya que probablemente, este discurso quede obsoleto en menor tiempo del que desearía, mi única intención es la de plasmar la realidad de un momento puntual en el tiempo, este, en el que exploramos cómo hacer las cosas abriendo camino a las que podremos llegar a hacer.

  • Graduada en Bellas Artes, Máster en Investigación en Arte y Creación y Especialista en Perspectiva de Género en las Industrias Culturales por la Universidad Complutense de Madrid. Actualmente compagina su trabajo como Investigadora en el Departamento de Pintura y Conservación-Restauración de la UCM con sus estudios en el Máster en Historia del Arte Contemporáneo y Cultura Visual del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.

    Tiene experiencia en gestión cultural tras desempeñar una beca de formación práctica en Encuentros Complutense y unas prácticas formativas en el Departamento de Actividades Públicas del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Ha ostentado distintos cargos como representante de estudiantes tanto en la Facultad de Bellas Artes como en el Claustro de Universidad Complutense de Madrid. Es miembro de Mujeres en las Artes Visuales (MAV) y de la Federación Internacional de Medallas (FIDEM).

    Natural de Plasencia, donde cursó cuatro años en la Escuela de Bellas Artes Rodrigo Alemán. Durante sus estudios ha recibido la Beca de Excelencia Académica de la Comunidad de Madrid y la Beca Rector a mejor Expediente Académico de la Universidad Complutense de Madrid en dos ocasiones consecutivas. Su trabajo se ha expuesto en la Galería Estudio Malone (Madrid), en el Complejo Cultural Santa María (Plasencia), en la Sala de Exposiciones de la Facultad de Bellas Artes UCM (Madrid), en la Sala Laraña (Sevilla), en el Museo de Ciencias Naturales de Ottawa (Canadá) y en la Asociación de Artistas Croatas de Rijeka (Croacia), entre otros. Algunas de sus piezas se encuentran en las colecciones del Gabinete de Medallas de la UCM y en la Colección de Arte Nebrija. Actualmente desarrolla su tesis doctoral abordando la influencia de las tecnologías de la información y la comunicación en la construcción del género. Ha pertenecido al Grupo de Investigación de la Comunidad de Madrid: En los Márgenes del Arte, Ensayando Comunidades y en la actualidad forma parte del grupo de trabajo Xenoimage Dataset.

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¿En qué momento has visto una posibilidad de la integración de la IA en tu trabajo artístico?

Siempre me ha interesado mucho la relación entre arte y ciencia. En el instituto estudié el bachillerato de ciencias y tecnología, pero desde pequeña me encantaba el arte. Siempre estaba pintando y dibujando, aunque gracias a mi formación en Bellas Artes, hoy sé que el arte es mucho más que eso. 

Con la inteligencia artificial empecé, más tarde, en 2018-2019, cuando estaba en cuarto de carrera. Tuve una asignatura que se llamaba “proyectos” con un profesor maravilloso, del que aprendimos mucho y que hoy es mi codirector de tesis doctoral, Josu Larrañaga. Él nos proponía distintos ejercicios para relacionar aspectos sociales y problemáticas de nuestro día a día con nuestra producción artística, de tal forma que pudiésemos generar discursos situados, que estuviesen atravesados por nuestras experiencias personales. 

Y ahí fue la primera vez que, de alguna forma, integré la inteligencia artificial en mi producción artística. Me empecé a interesar las voces, las voces de las asistentes virtuales y comencé a hacer pequeños trabajos con Alexa.  Me acuerdo de que lo primero que hice fue una acción performativa para esa asignatura, que consistía en hacerle distintas preguntas Alexa, como si fuese una entrevista, pero buscando su posicionamiento con respecto al feminismo -ahí estaba formándome en estudios de género-. Además, por aquel entonces, lo combinaba con otro proyecto en el que estaba trabajando que consistía en lo que yo llamaba “falsos robados” y que consistía en ir a distintas tiendas donde tienen smartphones expuestos y llevarme las fotos que se hacía la gente con esos dispositivos móviles. A partir de ahí, empecé a trabajar con la tecnología, me interesaba mucho la idea de control y vigilancia y por eso trabajaba con asistentes virtuales, porque están en nuestras casas escuchando el sonido de nuestro habitar. Siempre me interesó más el sonido y el tacto que la visualidad, supongo que por la sobreestimulación visual a la que estamos expuestas.

Cuando me preguntan sobre la utilización de las inteligencias artificiales en mi trabajo, siempre esperan que les hable de la autoría. Por desgracia, todavía hoy seguimos teniendo muy presente la imagen del genio-artista que crea sus obras en solitario. También sigue muy presente la idea de la habilidad y el trabajo manual ligado al valor o reconocimiento de las obras de arte. Es por esto por lo que la irrupción de las inteligencias artificiales como generadoras de contenido visual y textual desencadena muchos miedos y dudas en la sociedad. Pero lo cierto es que las artistas llevamos siglos empleando los medios y las tecnologías que tenemos a nuestra disposición para crear obras. Nadie cuestiona el empleo de la cámara de fotos en la generación de imágenes, ¿por qué deberíamos cuestionar el uso de la IA?

Hoy utilizamos la inteligencia artificial como una herramienta más pese a que no me gusta simplificarla hasta ese nivel, porque creo que es mucho más que eso, es una transformación social. 

Háblanos de algo en lo que estés trabajando actualmente en la que exista la intervención de una IA.

Ahora mismo tengo una exposición individual comisariada por Joel Blanco que se llama AY AI AI AI AI AY y que precisamente recoge muchas obras que reflexionan sobre cómo la tecnología transforma nuestras vidas. 

No me gusta hablar de “la intervención de una IA” porque creo que no es una intervención, al menos en mi trabajo, o no siempre. Mi obra reflexiona sobre cómo nosotros (los humanos) creamos dispositivos tecnológicos y estos dispositivos tecnológicos nos cambian de vuelta a nosotros mismos. Me gusta referirme a este proceso como co-creación. Y precisamente de esto es de lo que trata AY AI AI AI AI AY: de la agencia de las inteligencias artificiales, de la simulación de emociones y de su expresión a través del texto -de ahí el maravilloso título, propuesto por el comisario-.

Happiness Mirror es una de las obras que forma parte de la exposición. Esta pieza nace de un texto generado con GPT-3 dónde decía que las mujeres no llegan a ser tan felices como los hombres por la cantidad de discriminaciones que sufrimos. Me encantó la idea de que una IA hablase de un concepto tan abstracto como es la felicidad y, además, generase un discurso feminista en un tiempo en el que sólo se hablaba del peligro de los sesgos en los modelos algorítmicos. Con esto, decidí crear un espejo que pudiese predecir el porcentaje máximo de felicidad que va a alcanzar una persona, en base a lo mucho o poco que se parezca a lo que este dispositivo ha aprendido que es un hombre. Lo interesante de la obra es pensar sobre cómo somos vistos o sobre cómo somos leídos o percibidos por el “otro” que en este caso es una máquina. Es decir, cómo nos perciben las máquinas en relación con el género. 

En esta exposición también tengo otras obras como por ejemplo Chatbot triste, un chatbot con el que puedes hablar por WhatsApp y siempre te va a responder mostrando el cansancio que le produce estar siempre trabajando y respondiendo de forma servicial y complaciente. 

Otra pieza de la exposición, relacionada con la anterior, es ¿En qué objeto vivirías si fueses una IA? Se trata de un jarrón que cuenta la historia de su vida, de cómo pasó de ser una inteligencia artificial servicial, creada para trabajar constantemente a refugiarse en un jarrón que es una obra de arte contemporáneo. Explica que ahora le cuidan y le miman sin tener que trabajar. 

Las máquinas, programadas para trabajar, no se cansan, no necesitan dormir, no se agotan, simplemente son productivas y su valor va ligado al trabajo. Estas dos obras hablan de cómo los seres humanos, en esta idea de reflejo o co-creación, creemos tener que cumplir con esta idea del rendimiento que proyectan las máquinas sobre nosotros. 

Explica brevemente qué ha supuesto a nivel creativo para ti la integración de estas herramientas en la creación de tus obras 

El empleo de inteligencias artificiales me ha llevado a la especulación de futuros como estrategia artística y a las “nuevas visualidades”, algo en lo que estoy trabajando con el colectivo Xenovisual Studies donde trabajamos generando imágenes que, de alguna forma, amplíen los horizontes de lo real. 

Pero, como decía antes, yo no entiendo la inteligencia artificial como una forma de producción artística sino como un elemento que forma parte de nuestra vida social y sobre el que es urgente reflexionar. Creo que hoy es muy importante ser conscientes de las implicaciones éticas y de los cambios que estas tecnologías están provocando en nuestro día a día. No quiero que este mensaje suene negativo ni mucho menos, ya que para mí la inteligencia artificial tiene un potencial transformador y tremendamente positivo, sin embargo, es necesario pensar hacia dónde queremos ir, cuál es la sociedad que queremos construir para proyectar qué papel vamos a jugar en ella y esto son decisiones que debemos tomar hoy. 

Mis obras hablan de nuestras relaciones “con” y “a través” de los dispositivos tecnológicos, porque estas relaciones, estos cambios perceptivos, estas transformaciones, son determinantes en nuestra vida y, por tanto, en nuestra estabilidad emocional. Hablo de esto porque la tecnología nos crea malestares que a su vez trata de paliar con nuevos productos que nos hacen estar cada vez más solos. Hoy no tenemos tiempo para dedicarles a nuestras familias y nuestros amigos, sin embargo, estamos cada vez más conectados. Hace poco vi una obra de teatro en el Centro Dramático Nacional que terminaba con la frase “la vida es lo que pasa cuando no miramos el móvil”.

  • Sergius Fitz (Tenerife, 1992), graduado en Historia del arte por la Universidad de La Laguna, se autodenomina posiblemente uno de los peores artistas con el mejor gusto. Con un sentido del humor peculiar y una destreza única para mezclar ceras de colores y cartulinas, Sergius descubrió que podía comunicarse de manera más efectiva a través de imágenes y palabras.

    En sus creaciones aparecen pequeñas frases cargadas de realidad, mezcladas con imágenes disfrazadas de inocencia. La estética de las palabras, con intencionadas faltas de ortografía y caligrafía que evoca la niñez, busca establecer un diálogo directo con nuestros niños internos, recordándonos la importancia de abrazar la realidad, capturando la esencia de la vida adulta desde una perspectiva infantil.

    En 2018, Fitz se muda a Madrid y, desde entonces, su arte no ha parado de crecer. Primero, convirtiendo Lavapiés, donde reside, en su propio lienzo, dejando ilustraciones e intervenciones artísticas en las paredes del barrio, una suerte de arte efímero cuyo objetivo es hacer que el arte sea accesible y útil para la sociedad, buscando inspirar a quienes se cruzan con sus coloridos carteles.

    Sin limitarse a Madrid, sus creaciones han trascendido fronteras, llegando a ciudades como París, Lisboa, Oporto y Londres. Con una estética que abraza lo infantil y lo descuidado, Fitz ha logrado no solo conquistar el panorama artístico local, si no también dejar su huella en escenarios internacionales.

    En 2022, participó en una exposición colectiva sobre Pedro Pascal, organizada por Clara Trash en Barcelona, su obra se ha visto también a través de diferentes medios que se han hecho eco como Madrid Secreto o el Periódico de Tenerife.

    Las ilustraciones de Sergius Fitz capturan la esencia de la vida adulta desde una perspectiva inocente y infantil. En cada trazo y en cada mensaje, Sergius Fitz demuestra que la imperfección puede ser la clave para capturar la esencia misma de la vida adulta. Para Fitz, el error y la imperfección son tan importantes como la ejecución precisa, reflejando la pureza de un niño que dibuja sin miedo a equivocarse.

    En 2022, participó en una exposición colectiva sobre Pedro Pascal, organizada por Clara Trash en Barcelona, su obra se ha visto también a través de diferentes medios que se han hecho eco como Madrid Secreto o el Periódico de Tenerife. En 2024, su obra se podrá ver en la feria de arte contemporáneo Hybrid de la mano de la Galería Beatriz Pereira.

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Explícanos la diferencia que hay para ti como artista entre la ilustración digital e ilustración tradicional, y el uso que haces de ambas

La principal diferencia para mi entre ambas radica en el error. Mi forma de trabajar con la ilustración tradicional es que el error forma parte del proceso creativo, y cuando un trazo no me sale como quiero, lo integro en el dibujo final y lo intento solucionar colocando más cosas en la obra, es decir, al final es un dibujo más orgánico, en cambio el digital (donde también cometo errores y muchos), suelo tener menos consideración con ese error y depuro más la idea, llevándolo más a la idea que tenía en mente en principio. Entre ambos, el dibujo tradicional, a mano sobre papel, me trasmite algo más de magia, es casi “religioso” la experiencia del trazo de las ceras sobre el papel, como se transfiere la superficie sobre el trazo… 

Al final el error es parte esencial de mi trabajo, forma parte del trazo infantil que intento imitar todo el rato, de los dibujos de cuando era niño que ahora intento captar esa frescura e inocencia, coger la cera de manera incorrecta para que el trazo sea impreciso…  Es justo en este trabajo de imperfección cuando siento que el error es un invento que solo tenemos los adultos, un niño que dibuja aquello que le gusta, no se equivoca nunca aunque el dibujo sea imperfecto.

¿En qué momento decides inicial a experimentar con la IA y de qué manera?

Pues llevado un poco por una conversación con Pilar del Puerto y su trabajo de experimentación con las IA, sentí curiosidad por si yo podía jugar con ellas, y de la manera en la que mi niño interior interactuaría con una herramienta así, y pensé: “que me cuente historias en prosa sobre amor entre osos de peluche, entre cowboys de Colorado o entre dos plátanos y yo los ilustro”,  casi de manera inversa a como se usan estas IAs de manera común en las RR.SS. en los que los usuarios escriben lo que quieren y las IAs las ilustran, pues yo quería ilustrar el proceso con historias creadas por CHATGPT.

¿Cuántas posibilidades a nivel artístico y creativo crees que puede ofrecerte el uso de estas herramientas para tu trabajo y cómo crees que evolucionará a medio plazo?

Respecto a mi trabajo aún es pronto para decir si impactará de alguna manera en un futuro, por ahora solo lo considero un juguete nuevo, estoy como cuando de pequeño me regalaron una Game Boy Color y estuve jugando a Pokemon hasta que me cansé… no sé, tal vez sea lo mismo.

Respecto al trabajo de las IAS en el arte… creo que se abre un futuro brillante en el que se convertirá en una herramienta más, aún creo en el espíritu humano, y en lo que es capaz de hacer para darle la vuelta a algo que en un principio hace tambalear nuestra realidad, ya lo vivimos con la invención de la fotografía, con el boom de los libros digitales… y al final ni la pintura ni los libros impresos han muerto. Se regularán las creaciones hechas por IAs para diferenciarlas de las obras creadas desde cero por humanos. 

El arte nos sobrevivirá a todxs.

  • “Un Diálogo Permanente entre Arte y Vida”

    Desde temprana edad, la relación de Miguel Vida con el arte ha sido su vía para interactuar con el mundo que lo rodea. Sus primeros trazos en papeles y la inmersión en cómics evolucionaron hacia la expresión en muros a la temprana edad de 14 años. Sin embargo, estos actos de expresión y reivindicación, aunque incitaban a la reflexión, no siempre encajaban en las estructuras sociales establecidas, enfrentándose a desafíos legales que se volvieron parte de su proceso creativo.

    Mientras el punk rock y el hip hop marcaban la banda sonora de sus días, Miguel se cuestionaba sobre quién tenía el derecho a la ciudad y cómo ésta era construida. Después de una pausa para estudiar arquitectura y urbanismo, a los 23 años, el llamado del muralismo en Valparaíso, Chile, reavivó su pasión por la intervención artística en espacios públicos. Esta búsqueda por la creación participada de ciudad lo llevó a residir en diversas áreas autoconstruidas en las favelas de Río de Janeiro, donde durante más de una década desarrolló su proyecto Vidaonelove.

    En Río, junto a los niños, Miguel fusionaba el arte con la comprensión de los valores culturales, entendiendo también su propio cuerpo como un vehículo y un mensaje en sí mismo. Durante este tiempo, exploró la intervención urbana como un diseño experiencial y un mensaje performático. Aunque expuso su obra en diferentes lugares del mundo, considera que las experiencias más significativas emergieron de las conexiones humanas forjadas a través del arte.

    Chris Martin, de Coldplay, visitó su taller en Río y posee una de sus obras en Los Ángeles, colgada al lado de una creación de Banksy. A pesar de estos reconocimientos, Miguel cree que la verdadera esencia no reside en objetos expuestos bajo llave o en las pinturas en las calles, sino en las conexiones humanas. Como él mismo afirma: “Estaré eternamente agradecido al arte por hacer trascender el tiempo cuando se manifiesta”.

    En su camino, Miguel Vida ha expuesto su arte en diversos espacios. Entre sus exposiciones individuales más significativas se encuentran:

    "Correria Tropical"

    Año: 2015

    Ubicación: Slowtrack, calle cañizares 12, Madrid

    "Jacarés Gelados"

    Año: 2017

    Ubicación: Rizoma, Calle Lavapiés 22, Madrid

    "Descontinuo"

    Año: 2018

    Ubicación: Pence Colectivo, Rua Joaquim Silva 123 Lapa, Río de Janeiro

    La proactividad expresiva, aunque valiosa, a menudo genera conflictos. Para evitar riesgos, desarrolló capas de encriptación en sus obras y performances, negociando su libre expresión mediante una autocensura comunicativa. Este año, ha explorado un nuevo enfoque artístico al involucrar la inteligencia artificial como un traductor visual que le permite expresar sus ideas de manera diferente y profundizar en sus pensamientos.

    El arte de Miguel Vida es una constante pregunta sobre la complejidad de las relaciones entre seres humanos, físicos y espirituales. Un diálogo incesante entre lo interno y lo externo, un constante cuestionamiento de ambos mundos.

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Háblanos de tu evolución como artista y las inquietudes que te han llevado a querer explorar la IA en tu obra y de qué manera la aplicas

Mi relación con en el arte ha sido un viaje que se ha nutrido de varias influencias a lo largo del tiempo. De niño ya pasaba horas viendo cómics de Akira Toriyama o dibujos de Moebius. Más adelante acompañé la explosión artistica existente en las calles madrileñas y europeas con el graffiti y el arte urbano, o la cultura rastafari o hiphop en general, que siempre se entrelazaron con mi propia expresión y vivencia. También a través de discursos decoloniales llegó el arte utilitario indígena y los grafismos precolombinos... cada vivencia ha dejado una marca en mi enfoque artístico. Sin embargo, tengo que destacar que fue mi experiencia de los diez ultimos años en las calles de Río de Janeiro lo que marcó un giro significativo.

Las tensiones de la vida en la favela y calles cariocas desafiaron mi expresión artística, llevándome a desarrollar un lenguaje gráfico propio, un código simbólico para transmitir ideas complejas. Una criptografia que me permitiese tanto saciar mi sed personal de expresión incorformista como al mismo tiempo mimetizarme dentro de un sistema violento y opresivo.

Mi estilo fue abstrayendose progressivamente hasta crear un lenguaje propio tangencial a varias culturas y realidades pero que sin embargo no hablaba abiertamente con ninguna de ellas.

Entré en contacto con la IA y rapidamente vi la posibilidad de apoyo como una herramienta que facilitase la divulgación y comprensión de mi arte. Utilizo mis propios símbolos gráficos y textos conceptuales como guías para traducir y descifrar mis pinturas abstractas, permitiendo que mi mensaje se vuelva más accesible para un público más amplio.

¿Qué relación como artista tienes con la IA?

Mi relación con la IA es como tener un socio creativo que traduce mis mundos internos. Al principio, encontrar tiempo para explorarla fue todo un reto. Acostumbrado al trabajo más manual, el salto hacia la tecnología fue un cambio importante que me ha exigido dedicar bastante tiempo de practica y estudio... aunque tengo que admitir que la mayoría de las veces bastante satisfactorio.

La IA es como un traductor digital que toma mis formas y colores, los interpreta y los presenta en un idioma más universal, permitiendo que más personas conecten con mi arte. A medida que aprendo y experimento con esta herramienta, descubro nuevas formas de hacer que mi arte sea más accesible y comprensible para una audiencia diversa.

Mi propio lenguaje artistico en los últimos tiempos ha sufrido una adaptación, dando un mayor destaque a la composición, haciéndola mas figurativa, y a la elaboración de discurso, en detrimento de geometrías tipográficas y abstractas. Esto se deve fundamentalmente a que si quisiese hacer la traducción del lenguaje que empleaba en el proyecto Vidaonelove tendría que entrenar nuevos modelos de IA capaces de leerlo, ya que la mayoria de modelos actuales son fotograficos o figurativos y yo solo tengo conocimientos a nivel usuario y no como desarrollador.

Haz una previsión de la evolución a corto plazo de la integración de las IA en los procesos de creación artística

En el horizonte cercano, visualizo la IA como un catalizador que transformará la experiencia del público con el arte. No solo actuará como un traductor para la complejidad de diversos lenguajes artísticos, sino que también revolucionará la forma en que las personas se relacionan y experimentan las obras de arte.

El mercado necesita perfeccionar la IA, y por eso en este año 2023 ha permitido su acceso por un publico más amplio (entre los cuales me incluyo), sin embargo, esa ventana temporal ya está cerrandose y nuevamente se convertirá en una herramienta solo accesible por desarrolladores. Sin duda este movimiento ha conseguido despertar el interés de la clase artistica, y personalmente espero que sea reivindicado su uso por más tiempo.

Considero la IA una herramienta poderosa para democratizar el arte y proporcionar nuevas formas de comprensión y apreciación. Esta evolución no solo marcará un cambio en la creación artística, sino fundamentalmente una transformación en la forma en que las personas interactúan y se relacionan con el arte en su vida diaria.

Imagino un futuro donde la experiencia artistica se normalice en la vida cotidiana y se personalice en tiempo real, creando una conexión más íntima y personal entre quienes lo aprecian.

  • La fotografía hoy en día puede tener muchas aplicaciones, en concreto Paula Rosell, fotógrafa artística, enfoca su trabajo a la experiencia desde este punto de vista más sensible y artístico a personas y proyectos que busquen transmitir emoción y potenciar el valor añadido de aquello que realizan.

    Actualmente colabora en proyectos relacionados con galerías de arte y artistas independientes asesorándoles como directora creativa y fotógrafa de sus aspiraciones profesionales, ayudándoles a profundizar en su trabajo y la proyección que desean realizar de los mismos. Y no solo, paralelamente a su trabajo diario como fotógrafa y a la vez que cursa sus estudios en Historia del Arte a través de la UNED, desarrolla de forma incesante un proyecto artístico fotográfico non-finito con el nombre de AMOR E SAPIENZA sobre la ciudad de Roma.

    En septiembre de 2022 realizó su primera exposición individual para IE Creativity Center en su espacio situado en la Casa de la Moneda en Segovia en la que se recogía una selección de 52 instantáneas realizadas por esta autora durante diez años de viajes intermitentes a la ciudad de Roma. “La fotografía de Paula es de una fabulosa destreza focal, atmosférica hasta el éxtasis, de textura cuasi escultórica, íntima aún participando de lo público, siempre más centrada en experimentar –y que experimentemos– que en describir aquello que contemplamos”, afirma Juan Carlos Redondo, director del IE Creativity Center en Segovia, que subraya que las instantáneas expuestas allí “hacen respirar al espectador el dulce caos de la ciudad, nos dan silencio, acomodo y susurro, y nos dejan habitar la esencia humana en muchas de sus formas tangibles”.

    Otro momento en el que hemos podido contemplar la obra de esta artista ha sido en la exposición colectiva Perspectivas e Identidades que acogió Galería Nueva el pasado mes de octubre de 2022 cuyo objetivo fue el de reivindicar una mayor presencia en espacios culturales de arte queer y realizado por mujeres, luchando de esta manera contra la violencia simbólica sobrevenida por el hecho de “no aparecer” o ser “invisibles”.

    Le gusta compartir la idea de que “La bellezza è un diritto” (La belleza es un derecho) y de que todos la tenemos a nuestro alcance cada día, sólo tenemos que pararnos a observar en la cotidianidad de las cosas, y saber recoger la belleza que nos pertenece. Todas estas combinaciones pueden encuadrarse en las observaciones de sus obras, de aparente simplicidad pero que expresan más allá de sus propios márgenes.

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Háblanos como fotógrafa del miedo o rechazo al uso de la IA

En mi opinión hace tiempo ya había motivos suficientes para temer el uso de estas herramientas, pero ha sido sólo desde que hace poco tiempo ha habido mayor accesibilidad a ellas el momento en el que han empezado a tambalear nuestras sensaciones, no sólo como artistas, como creadores, sino como profesionales dedicados al mundo de la fotografía, el diseño o la arquitectura. Hemos escuchado ya demasiadas veces que se estaban poniendo en riesgo nuestros trabajos, idea que a priori asusta, y en mi caso incluso generando el absoluto rechazo a la aplicación de IA en fotografía. A partir de ese momento me enfrento al crecimiento, no sólo como artista, sino como persona que siente la curiosidad de explorar lo desconocido, sobretodo si puede tener cualquier aplicación creativa, y decido empezar a explorar las posibilidades artísticas que me puede ofrecer.

Llegado este punto, la mejor lección que he aprendido integrando la IA a mi trabajo artístico es la importancia de conceptualizar lo que creas como artista desde un punto sensible, dotando de emociones estas creaciones aparentemente frías. Además, he desarrollado la idea de que la contracultura del futuro será la lucha por el uso de este tipo de herramientas desde en punto de vista humanista y haciendo uso de las mismas con razonamiento crítico.

Probablemente esta idea mute con el tiempo, pero creo sin duda alguna que la figura del artista, como siempre, será fundamental para la construcción de un futuro sostenible emocionalmente.

¿Cómo has integrado la sensibilidad y las emociones a tu trabajo en IA? 

Empecé, y a día de hoy sigo trabajando con Midjourney y la creación de imágenes basadas en descripciones de la ciudad de Roma, extendiendo de esta manera el trabajo fotográfico que vengo desarrollando desde hace más de 10 años. Una idea romantizada, imaginada de espacios que sólo existen en mí, que nacen de las emociones que he vivido o sueño con vivir.

El realismo de estas imágenes ha generado confusión entre las personas que las han contemplado, llegando a creer que son lugares reales. La intención en este momento por mi parte, como artista, es transmitir el lugar de dónde nacen y que se pueda crear un vínculo emocional con lo que se contempla.

Algunas de estas imágenes han quedado reflejadas en el anexo de mi primer fotolibro “TE IMAGINO, ME IMAGINO”. Tuve muchas dudas a la hora de decidir si debería incluirlas o no, pero finalmente tomé la decisión desde el punto de vista más experimental como artista, en el que mi única intención con ellas es y será la de dejar un hito en el que la creación con IA era algo al alcance de todos, y reforzando la importancia de lo que mencionaba anteriormente, saber conceptualizar de forma sensible todo aquello que creas como artista.

¿Qué papel crees que juega la imaginación, y en consecuencia creatividad en todo este panorama?

Siempre he pensado que la obligación del artista es la de experimentar. A lo largo de la Historia del Arte han sido aquellos que han querido romper con lo tradicional, con lo establecido, los que han querido arriesgar explorando nuevas formas de crear aquellos que han marcado las pautas de nuevos caminos de creación. Supongo que de cara a todo lo que se nos avecina la mayoría de los trabajos del futuro aún no estén inventados, pero una cosa sí la tengo clara, la creatividad y la imaginación serán una parte fundamental de ellos. El pensamiento universal artístico sólo podrá ser configurado a través de la imaginación, que ya a día de hoy juega un papel fundamental a la hora de enseñar al mundo las posibilidades creativas y conscientes de las IA.

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