10 FEB. 2022
Sobre PHILIP-LORCA di CORCIA
La primera vez que conocí a Victoria, allá por diciembre de 2020, estuvimos en CentroCentro visitando la exposición “Entre el arte y la moda. Fotografías de la colección Carla Sozzani”. Un primer encuentro que con el paso del tiempo se ha convertido en reuniones y aventuras fotográficas intermitentes. Recuerdo que durante nuestro recorrido se paró delante de la obra de un artista desconocido para mí, una obra de Philip - Lorca di Corcia. Me sorprendió lo cinematográfico y documental de la escena, y me explicó que era uno de sus fotógrafos preferidos, siendo la serie “Hustler” una de las que más interés le ha despertado siempre.
Toda esta información quedó registrada en mi memoria hasta que tuve que escribir sobre si la fotografía podía ser considerada una obra de arte equiparable al de cualquier otro arte mayor, y definir en qué momento empezó a evolucionar para ser aceptada como una narrativa artística más. No pretendo hablar de di Corcia, pero sí que su obra sea el hilo conductor que guíe este discurso.
Marilyn; 28 years old; Las Vegas, Nevada; $30', 1990-92. Fujicolor Crystal Archive print. 39,7 x 58,1 cm.
Ante nosotros la obra fotográfica Marilyn; 28 Years Old; Las Vegas, Nevada; $30 realizada por el fotógrafo Philip - Lorca di Corcia y perteneciente a la serie fotográfica Hustler, siendo su primera exposición individual en MOMA en 1993.
Hablaba Walter Benjamin en su texto La obra de arte en la época de su reproducción mecánica sobre la fotografía y cómo la reproducción de imágenes a través de ella quedan confiadas al ojo que mira por el objetivo, devaluándolo de las artes mayores en sus inicios al carecer del tiempo necesario que en su comparativa necesitaría del desarrollo de una obra dibujada a mano. A partir del 1900 todas las formas de reproducción técnica suponen un impacto que obliga a modificar las formas artísticas tradicionales.
De hecho, en los inicios de la fotografía fueron muchas las mujeres que se dedicaron a ella por ser considerada una actividad que no requería de formación ni técnica, un simple entretenimiento moderno que no podría ser equiparable al arte, considerado como tal, hasta el momento. Decía también Benjamin, que todo lo propio de la autenticidad no puede ser reproducido, ya sea tecnológicamente o de otro modo. Aquí abordaré el concepto de aura tal y como lo considera Benjamin, y cómo a partir de los años 70 los artistas adquieren nuevos roles, ampliando la recepción de nuevas propuestas artísticas ligadas a la sociedad y su implicación en ella.
El aquí y ahora del original constituye la autenticidad de una obra según Benjamin, pues bien, el aquí y ahora de Di Corcia retrata una realidad, la de muchos muchachos desplazados hasta Los Ángeles a principios de los años 90 para poder desarrollar sus carreras como actores que verían su final como chicos de compañía en el Bulevar de Santa Monica. De entre todas las imágenes de la serie he escogido a Marylin por ser también uno de los iconos del Pop Art utilizada por Warhol, con toda la carga del consumo de imágenes capitalista que ello supuso, y que al parecer Di Corcia en mayor o menor medida consciente documenta como lo que sigue siendo un “objeto de consumo” de una sociedad capitalista.
Si aplicásemos la teoría de Benjamin sobre la reproductibilidad técnica, estas fotografías tendrían su aura desdibujada, pero con el paso del tiempo también entendió que la colectividad humana, en su desarrollo histórico, cambiaría también sus modos de percepción, en este caso, la fotografía adquirirá un alto valor expositivo. Sobre esta serie, el autor afirma que las fotografías no fueron realizadas para propagar una verdad moral o instigar un cambio social, pero con la introducción de nuevas propuestas artísticas también el espectador se convierte en un participante activo interactuando con las obras que contempla, ya que está sometido a emociones que probablemente no generen la misma experiencia en todas las personas.
La conciencia de principios del S.XX reniega del valor artístico de la fotografía, hecho que se modifica con el tiempo, donde cuestionamos lo bello, lo feo, lo morboso, y donde miramos de forma consciente, no solo con nuestros ojos, sino con nuestro cuerpo y las emociones que este genera y hace nuestra experiencia contemplativa mucho más enriquecedora. Es de hecho por este motivo que la serie Hustler resulta tan exquisita, porque es a través de lo que se ve, y no de lo que se cuenta, que se desarrolla toda la historia, la que nos contamos a nosotros mismos, la que más valor tiene de todas.
