27 dic.

PENDIENTE

Nº6

Escribo este Acta Diurna desde uno de los muchos escritorios en los que me hago hueco a lo largo del año. Fuera hace frío, pero no mucho, y la luz natural que me acompaña es perfecta, al menos en este escenario en el que a pesar de tener todo listo para salir a escena sigue faltando un guión.

Son ya días (quizás semanas) en las que no encuentro las palabras para poder contar cosas, algo así como si me sintiese desprovista de ese guión que quizás resulta imprescindible para poder narrar las cosas que siento. Hoy lo vuelvo a intentar, y me doy cuenta mientras escribo de lo importante que es a veces saber improvisar, aquí y en tantos otros aspectos de nuestras vidas.

Probablemente este año haya sido importante por muchos motivos, y puede que la única forma posible de contarlas sea a través de algunas de las fotografías que he realizado en estos últimos doce meses, un repaso breve e improvisado que sin duda espero me ayude a desbloquear palabras que no he conseguido expresar hasta este momento.

Ella, Ana, ha sido una constante en mi día a día a lo largo de este último año. No solo me ha concedido la oportunidad de retratar su proceso creativo, su desarrollo como artista, sino que cada vez que nos hemos juntado me ha regalado instantáneas que pertenecen ya a esa pequeña selección de favoritas realizadas desde que me embarqué en esta aventura creativa.

Creo cada vez más firmemente que ARTE no es lo que producimos, sino el lugar desde donde nace la necesidad de crear, lo que sentimos mientras lo hacemos y el recorrido emocional que experimentamos para exteriorizarlo al mundo.

Quiero creer que fotografiar artistas (en sus estudios y no solo) se ha convertido en una pequeña batalla personal por intentar descifrar todo ese proceso sensible.

fig. 02 Ana Gómez Jaraíz | Septiembre 22

fig. 03 Estudio Marina Benito | Diciembre 22

Muchos de los avances, de la posibilidad de estar vinculada a este círculo artístico al que me siento tan arraigada se los debo a Bea, que a día de hoy sigue también confiando en mi trabajo no sólo como fotógrafa, sino como artista.

Y esto es muy importante, porque si hay algo que este año ha sido clave para mí ha sido afianzar este término (el de artista) a mi persona por todo lo que ha sucedido durante este último trimestre.

Todas las artistas que he tenido oportunidad de retratar este año, en la variedad de sus matices, siguen aportando luz a mi trabajo, y por ello me siento tremendamente agradecida.

Con Bea he hecho dos de los viajes más fugaces de este año, el primero en febrero cuando fuimos a Bilbao y en el que os conté todo aquí, y el otro que nos llevó a Barcelona por un error de cálculo allá por marzo.

Siempre intento esforzarme por generar recuerdos, vivir experiencias, que es lo que cuenta al final de toda esta historia. Acabo el año convencida de que no deseo vivir en ninguna jaula de oro que me impida seguir viajando y descubriendo lugares, al menos como lo he hecho este año.

Tres veces en Roma, primera vez en París, un verano de Vita Lenta en Italia, descubrir por primera vez Florencia con la cámara acompañada de Vico y muchas visitas al mar Mediterráneo.

fig. 9 Sant´Ivo alla Sapienza, Roma | Enero 22

En enero estuve en Roma porque me hicieron la primera entrevista en Radio Roma Capitale para una sección llamada Live Social que habla sobre la gente de la capital y de aquello que hacen. Aún no entiendo muy bien cómo fui a caer allí, pero lo hice, y hablé sobre mi proyecto, me sentí dispuesta a enfrentarme a ello, a hablar de lo que hacía, de lo que me apasionaba, y sin duda lo recordaré como una de las mejores experiencias de este año.

Durante esos días en la ciudad, en mi afán por mantener mis costumbres y peregrinajes, hice esta foto a Sant´Ivo alla Sapienza sin saber que esta imagen cobraría después del verano un sentido mucho más amplio e importante para mi.

Tampoco recuerdo en qué momento llegó la gran noticia.

Y cuando hablo de gran noticia me refiero a ese momento en el que Carlos (que se convertiría en el comisario de mi primera exposición) se puso en contacto conmigo para decirme algo así como: “Quiero una expo tuya sobre Roma en nuestro espacio”.

En ese momento supe que no sólo no rechazaría una oportunidad así, sino que había llegado el momento de ponerse a trabajar para darle forma a todo eso en lo que llevaba profundizando tanto tiempo, y no solo, había llegado el momento de dejar ver (quizás aún más) todo lo que sentía.

fig. 12 Trabajando en la exposición, Italia | Agosto 22

Nunca me preocupó tanto el material que enseñaría, sino la estructura emocional sobre la que se sustentaría. Y así, recuerdo una mañana en la que le conté a Carlos toda mi historia con la ciudad, en forma de audios y sentada desde la mesa de una cocina en Italia.

He de confesar que nunca he vuelto a escuchar esos audios en los que me abrí por completo, quizás algún día lo haga con otro propósito.

Y mientras todo el trabajo de la exposición se llevaba a cabo antes de que todo arrancase, tuve que volver a Italia, de nuevo en compañía de Vico, y juntas nos aventuramos en uno de los viajes fotográficos más bonitos que he hecho nunca.

Otro momento que que quedará grabado este año en mi memoria será su cara al ver por primera vez la Loggia della Signoria.

Y sin apenas darme cuenta, llegó el momento. De las primeras cosas que llegaron fue el texto comisariado de Carlos, que a día de hoy no dejo de leer de vez en cuando para recordarme lo que soy a través de sus palabras. Nunca tuve dudas del nombre de mi exposición, por eso AMOR e SAPIENZA es hoy una realidad.

De los diseño se encargó Adriana, que me acompaña desde hace un año cada vez que tengo algo importante que diseñar entre manos, y desde que las palabras de Carlos llegaron no tuve ninguna duda de que quería que quedasen plasmadas en una hoja de sala.

Creo que lo mejor que puedo hacer es dejar el díptico aquí y que lo puedas descargar directamente si estás interesado en saber más sobre lo que fue la exposición.

Imagino que la mayoría de las cosas en esta vida están sujetas al equilibrio. Este ha sido para mí el mejor momento de este año, algo que he podido compartir con la gente que me rodea, me he sentido libre pudiendo expresarme y compartir el lugar desde el que nace mi amor por la ciudad.

Pero sobretodo, he aprendido que el amor más real no es posible sin sabiduría ni conocimiento.

fig. 22 AMOR E SAPIENZA | Foto de Victoria Calbó

Agradezco el apoyo que he recibido por parte de mi familia, amigos, seguidores. Agradezco la oportunidad, haber sabido disfrutar de cada uno de los momentos del proceso y vivirlos desde el presente. Agradezco a quien me acompañó durante el desarrollo y la preparación soportando mis reflexiones, a quien me ayudó con la logística, a quien fue a verla, a quien hizo lo posible por hacerlo y no pudo, a quien espera que vuelva a hacer algo así pronto.

Gracias de corazón.

Se que podría haber dicho mucho más sobre lo que supuso este momento, pero a día de hoy me sigue costando encontrar palabras que sepan medir con exactitud todo ese cúmulo de sensaciones que viví y aún hoy sigo recordando. Quizás en este punto del Acta me doy cuenta de que mi incapacidad para redactar el guión tiene algo que ver con el volumen de cosas que me han sucedido, quizás debería haberle cedido un espacio mayor e independiente a cada uno de ellos, pero no pasa nada.

No pasa nada porque esto probablemente sea señal de que he dedicado mucho tiempo a seguir desarrollando mi trabajo, y no tanto a reflexionar sobre él, cosa que me alegro de poder hacer en este momento.

No quiero despedirme sin antes agradecer la confianza que han depositado en mí la personas que han querido contar conmigo para sus momentos más importantes.

Gracias a ellos sigo creciendo e intentando mejorar cada día.

Lo primero que he hecho al empezar a escribir ha sido anotar un título para el Acta, porque no sabía bien el nombre que debía darle, así que “PENDIENTE de decidir” me parecía una buena opción hasta que llegase otra más adecuado. Pero llego al final de la misma cada vez más convencida de que PENDIENTE es precisamente el nombre que merece.

Hace unos años escribí sobre el tiempo, y sobre eso de que los cierres de año para mí nunca han supuesto un gran momento emocional porque considero que el tiempo es cíclico, no me gusta medirlo ni encajarlo de ninguna manera, por eso sigo dejando pendientes muchas cosas.

Nunca le he pedido nada al Nuevo Año, precisamente por este motivo, lo único que pretendo es seguir siendo constante con todo aquello que hago confiando en que seguir siendo fiel a mí misma me llevará por el camino adecuado para seguir creciendo.